jueves, enero 20, 2005

Te besé anoche con la boca llena de alcohol aguardientoso para que supieras que no te arderían los labios y el paladar de la misma forma en que se te incendió al mentir y decir que no lees ni por error estas líneas que aquí dejo, y que tal vez en su mayoría sean falsas, pero que no se comparan en nada con las tantas y tantas que ya me habrás dicho, pensando que, sí, soy tu burla, tu carcajada.