jueves, noviembre 27, 2003

Hablabas colérica y me repujaste la cara de felicidad diciéndome que me extrañabas como loca y desesperada, porque luego de tantos meses en los que habíamos decidido vernos sólo para tomar café y hablar el complejísimo Umgangsprache con el que tanto te deleitas y con el que me arrojas las insinuaciones más sucias que tu imaginación da, aseguraste era posible, más bien una realidad, que no obstante de que te ha dado por salir con un orangután europeo, con quien según referiste habías encontrado "la felicidad" (lo que quiera que eso signifique), te percataste que muy a pesar de que fui siempre tu Johnny Depp de petatiux, a mi lado reías como enajenada por horas y horas, haciendo plena alusión al día en que estabas enferma de fiebre maligna y en el que, movido por la preocupación y mis ganas depravadas, te acompañé invariablemente durante desayuno, comida y cena: desde que el sol hubo salido hasta que tu padre, que llegaba al final de la noche, te sorprendió paladeando mi saliba y, haciendo gala de su enorme fuerza brutal, me pidió, lleno de ira y violencia, que me fuera.

Yo te respondía eufórico pero sosiego que había dispuesto distanciarnos porque tu atractivo de nympheta había colapsado mis deficientes facultades mentales y llevado casi a la locura por evitar a toda costa que nuestros epopéyicos encuentros lascivos, primero, fueran eternos, y, segundo, para que esas deliciosas charlas que buscábamos al menor pretexto y que estaban condimentadas de comentarios húmedos que nos obligaban necesariamente a hacer nudos marinos con nuestras piernas debajo de la mesa, fueran asimismo infinitas, pero distanciarnos sobre todo porque luego que regresaste de tus viajes por las europas, en los que sólo aprendiste a liarte con monos blancos, te diste a la tarea de seguir coleccionando en tu lista de galanes importados a cuanto individuo del viejo continente te encontrabas y, disciplinada como eres, diste con el mandril del que hablabas al principio.

Y lo hiciste de nuevo: destrabaste nuestras piernas y te asiste con fuerza a mi brazo para salir por el Umgangsprache con todo y Betonung.