viernes, diciembre 29, 2006

Fue una semana en tu casa. Sólo una. Desayunábamos leche y melón. Por la tarde fuimos apenas a dar un par de vueltas. Luego, de regreso, limpiabas la sala y el patio. En las mañanas levantabas las cobijas mientras yo te miraba. La última noche me besaste suavemente y al día siguiente me fui.