viernes, noviembre 05, 2004

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"No sé cuándo nos volveremos a ver. Hoy te dejó aquí, lejos de todo y de todas, no porque así lo hayas decidido, sino porque las circunstancias despiadadas te obligaron a ello. Quise estar a tu lado para avivar una pequeña flama de esperanza, para encenderla diciendo que este amor es más grande que esta brutal prueba que nos han impueso. El otro día mientras cenábamos fuiste muy claro. Puros cojines buenos de mi lado, de lo que tú has significado en mi vida, de lo que me has traído. De tu lado, sólo cojines malos. Lo sé, por eso no puedo perdonarme mi egoísmo, mis deseos de salvarme sin saber que te estaba condenando... por eso no te culpo de tu indiferencia, de tu desamor, de tus gritos, de tu rencor y resentimiento. Soy capaz de incarme, de arrodillarme, de firmar mi carta de rendición para que no te toquen. Tal vez llegó el momento de tocar una puerta. O tal vez ya es demasiado tarde. Sé que a partir de ahora se irán las noches y casi no dormiremos, que los segundos serán muy lentos, que seguramente querré prender fuego a nuestra cama ante el dolor de tu ausencia, porque me estaré secando por dentro y por fuera, porque no tendré tus besos ni tus caricias ni tu mirada."