martes, septiembre 30, 2003

Ruptura
Nunca me he sentido identificado con ningún grupo en especial; las sociedades, las sectas, las cofradías, los colectivos, las mafias, las uniones, las organizaciones, los rebaños, las castas, los clubes, las parejas, los tríos, los conjuntos, los séquitos, los cárteles y toda forma de asociación me resulta patética. No soporto a quienes plasman su vida en la colectividad, a los que no saben vivir de otra manera que no sea en masa; ni tampoco soporto a aquellos que se distinguen de sus grupos por ir al frente, a la cabeza, a los jefes de las masas. No soporto esa idea de conglomerarse bajo una misma bandera. No soporto el comulgar bajo el amparo del estar de acuerdo; aquellos que se dedican a destruir al bando contrario, al hegemónico o al minirotario, son un somnífero letal en mí: los principios e ideales de un grupo me aburren. Hay que romper, apartarse, alejarse de toda legión, de todos aquellos que se unen en busca de calor humano.