miércoles, agosto 24, 2005
luna de miel
Mi pobre Lulú, tan flaca tan sola, tomando café espera a su chavo.
Me invita a su casa, me invita a comer, me cuenta su viaje de luna de miel.
Más flaca y más sola, bebiendo su té, recuerda la historia y cómo le fue en todos sus viajes de luna de miel.
Se me hace querido, me dijo una vez, que me hice pendeja, pues no supo a miel.
Desde hace diez años conozco a Lulú y sigue en el viaje de luna de miel.
Me invita a su casa, me invita a comer, me cuenta su viaje de luna de miel.
Más flaca y más sola, bebiendo su té, recuerda la historia y cómo le fue en todos sus viajes de luna de miel.
Se me hace querido, me dijo una vez, que me hice pendeja, pues no supo a miel.
Desde hace diez años conozco a Lulú y sigue en el viaje de luna de miel.
martes, agosto 16, 2005
lunes, agosto 15, 2005
por cigarros a Hong Kong
Que se fue poco antes del otoño, que se fue cierto día como hoy, que se fue y han pasado tantos años, que se fue por cigarros a Hong Kong.
Que se fue cuando ella sacudía, como siempre bostezándole al jarrón. El señor sólo dijo no me tardo, y se fue por cigarros a Hong Kong.
Que se fue sin la foto de los hijos, que se fue y al menor no conoció, que se fue sin dejar el buen ejemplo, que se fue por cigarros a Hong Kong.
Que se fue, y después de un largo viaje, regresó al bostezo y al jarrón, y encontró todo puesto como estaba y volvió por cigarros a Hong Kong.
Que se fue cuando ella sacudía, como siempre bostezándole al jarrón. El señor sólo dijo no me tardo, y se fue por cigarros a Hong Kong.
Que se fue sin la foto de los hijos, que se fue y al menor no conoció, que se fue sin dejar el buen ejemplo, que se fue por cigarros a Hong Kong.
Que se fue, y después de un largo viaje, regresó al bostezo y al jarrón, y encontró todo puesto como estaba y volvió por cigarros a Hong Kong.
jueves, agosto 11, 2005
El personal
La conocí en La Central, por la calzada siguiendo sus pasos me perdí; en San Juan de Dios la volvía encontrar y en el mercado me la ligué: la tome de la cintura y le dije dulcemente "dame un besito, no seas ranchera": le compré un par de huaraches, un collar de tejocotes, le invité unos pepinos; en la Plaza Tapatía nos persiguió un policía, y en el Hospicio Cabañas le dimos rienda suelta a nuetro vicio; nos subimos al Parvial, vistamos la Catedral; paseamos por todo el centro: caminamos por la Juárez, por el cine Variedades; en la Alemana nos tomamos unos tequilas y entonces se le abrió el apetito: la llevé a los antojitos (le brillaban los ojitos) se comió cuatro tostadas, ocho sopes, un pozole, tres tamales con atole y diez estrellitas heladas, y ahí me dijo "tengo antojo de una jericaya".
En Guadalajara fue donde me enamoré.
En Guadalajara fue donde me enamoré.
lunes, agosto 08, 2005
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